Han pasado ocho meses desde que la mendocina Evangelina González emprendió su misión de más de 1 km: viajar por cinco países de cinco continentes diferentes montada en un longboard eléctrico. ¿Su objetivo? Sensibilizar y recaudar fondos para una ONG africana con la que también colabora. Pero, ¿qué ha ocurrido hasta ahora en su viaje?
En abril de 2022, González comenzó su viaje en Portugal, donde sintió la presión de completar su objetivo para la ONG. “Fui bastante rígida con mi plan: viajar todos los días, completar los 1.000 kilómetros, fue un esfuerzo mental y físico”, dijo. “En mi mente seguía diciéndome que siguiera adelante pasara lo que pasara, pero no disfrutaba del paisaje ni de la gente”. Pero esta experiencia le enseñó a ser más flexible, lo que puso en práctica cuando se trasladó a su siguiente destino: Costa Rica.
Fue en Costa Rica donde González se enamoró del país y de su gente. “Me hice amigo de los lugareños, la policía se paraba a ayudarme. Creo que fue el país el que me recordó la esencia de 1km+. Además, se hizo viral en las redes sociales y la gente me apoyó, les gustó que mostrara su país al mundo y ahí fue cuando todo cambió”, dijo. González acabó permaneciendo en Costa Rica durante mes y medio, completando casi 700 kilómetros en 12 días.
Durante su estancia en Costa Rica, González pudo sumergirse por completo en la cultura y conocer a los lugareños. Visitó pequeñas aldeas, vivió aventuras en la selva e incluso aprendió a hacer surf. “Nunca esperé enamorarme de un país como Costa Rica. La gente es muy amable y acogedora, y la naturaleza es impresionante. Me sentí como en casa”, dice.
Sin embargo, el viaje no siempre fue fácil. González se enfrentó a varios retos, como el mal tiempo, el cierre de carreteras e incluso la persecución de perros. Pero nunca dejó que estos obstáculos le impidieran completar su misión. “Tuve que aprender a adaptarme a diferentes situaciones y a seguir adelante pasara lo que pasara. Esa es la esencia de 1km+”, afirmó.
Tras su paso por Costa Rica, González se trasladó a su tercer destino: Australia. El país contrastaba totalmente con lo que había vivido en Costa Rica. El paisaje era seco y caluroso, y la cultura completamente diferente. “Australia fue un reto en todos los sentidos. El calor era insoportable y el terreno accidentado. Pero también fue una gran oportunidad para poner a prueba mis límites y ver hasta dónde podía llegar”, afirmó.
González viajó por el interior del país, visitando pequeños pueblos y conociendo a los lugareños. También tuvo la oportunidad de reunirse con la ONG a la que apoyaba, lo que le ayudó a comprender el impacto de su viaje. “Pude ver de primera mano cómo la ONG ayudaba a la comunidad local, y eso me hizo darme cuenta de lo importante que era mi viaje”, dijo.
Tras su estancia en Australia, González regresó a Alemania para un breve descanso antes de dirigirse a su cuarto destino: India. “La India fue un choque total para mi sistema. La cultura, la gente, el ruido y la contaminación. Fue abrumador”, dice.
A pesar de las dificultades, González pudo explorar el país y conocer su rica cultura e historia. Visitó el Taj Mahal, montó en un rickshaw e incluso tuvo la oportunidad de participar en una ceremonia tradicional hindú. “India fue una experiencia intensa, pero también una de las más gratificantes. Aprendí mucho sobre el país y su gente”, afirma.
González estaba en su quinto y último destino: la Antártida. “La Antártida es todo lo contrario de lo que he vivido hasta ahora. Es un entorno duro e implacable, pero también increíblemente bello y único”, afirma.
Viajar a la Antártida fue un gran reto debido a las extremas condiciones meteorológicas y a la falta de infraestructuras. González tuvo que prepararse a fondo para el viaje, lo que incluyó vacunarse y someterse a un intenso entrenamiento físico. “Sabía que la Antártida sería la parte más dura de mi viaje, pero también sabía que sería la más gratificante”, afirma.
A pesar de las dificultades, González ha podido explorar el continente y ser testigo de la belleza del entorno natural. Ha visitado estaciones de investigación, ha hecho excursiones e incluso ha tenido la oportunidad de ver pingüinos y focas en su hábitat natural. “Es una experiencia única. Nunca había visto nada igual. Es un recordatorio de lo pequeños que somos en comparación con el mundo”, afirmó.
Tras su estancia en la Antártida, González regresó a Alemania para reflexionar sobre su viaje. “Ha sido una experiencia increíble, pero también difícil. He aprendido mucho sobre mí misma y sobre el mundo, y estoy agradecida por cada momento”, afirma.
A lo largo de su viaje, González ha conseguido sensibilizar a la opinión pública y recaudar fondos para la ONG africana a la que apoya, y ha podido influir positivamente en las comunidades que ha visitado. “He aprendido que incluso las pequeñas acciones pueden marcar una gran diferencia. De eso trata 1km+”, afirma.
El viaje de González ha sido un recordatorio del poder de la determinación y de la importancia de perseguir los propios sueños. Ha demostrado que, con trabajo duro y perseverancia, todo es posible. “Espero que mi viaje inspire a otros a salir y marcar la diferencia en el mundo”, afirmó.
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En conclusión, Evangelina González ha cumplido su objetivo de viajar a cinco países de cinco continentes con su longboard eléctrico, concienciando y recaudando fondos para una ONG africana. Su viaje ha sido personal y desafiante, pero también gratificante, ya que ha podido explorar el mundo, conocer gente nueva y aprender sobre diferentes culturas.
Este viaje ha sido un recordatorio del poder de la determinación y de la importancia de perseguir los propios sueños. Ha demostrado que, con trabajo duro y perseverancia, todo es posible, y que todos podemos marcar la diferencia en el mundo.
